SI RECIBISTE RECONOCIMIENTO, COMPARTILO
Si recibiste reconocimiento, compartilo. Por muchas razones. Primero, porque ese reconocimiento viene de algún logro que casi siempre necesitó de un otro que también merece parte de ese mérito. También porque los demás que escuchan tu reconocimiento pueden necesitarlo para motivarse, ya sea por lo que hicieron o por lo que podrían llegar a hacer. Y además, porque al compartir tu reconocimiento se multiplica, y eso habla muy bien de vos.
Si ves que otros se molestan cuando te reconocen, sabé que pueden sentir que se están quedando afuera y que, tal vez, te estás llevando todos los laureles vos solo. Seguramente no lo hagas a propósito, pero no le atribuyas todo a la envidia, al resentimiento o a la mediocridad del otro; también puede ser que no estés sabiendo reconocer que ellos también son parte de tu logro. Trabajar en equipo no es solo reconocer a tus colaboradores: también supone compartir el reconocimiento con tus pares y con tus superiores.
Mi tía abuela, cada vez que la felicitaban por lo que había cocinado, decía: “Lo hizo el fuego”. Siempre me pareció una muestra genial de humildad. No porque compartiera el reconocimiento con el fuego, sino porque sabía minimizarlo, y eso, para mí, era lo que la hacía más grande.
EL LOGRO NO PUEDE SER EL UNICO FACTOR DE RECONOCIMIENTO
Vivimos en una cultura que sobrevalora el logro. Ganar, alcanzar resultados visibles, acumular bienes o mostrar riqueza parecen ser los únicos caminos legítimos para conseguir reconocimiento, tanto de los demás como de uno mismo. Pero esta mirada nos empuja a un modelo materialista e individualista, donde el valor de una persona se mide más por lo que tiene o consigue que por lo que es o genera en los demás. Y eso no solo distorsiona la calidad de los vínculos, también debilita la autoestima y la calidad de vida.
¿Y si el logro no fuera el único factor de reconocimiento? Hay muchas formas de valorar a alguien que no pasan por los resultados. La calidez, la honestidad, la energía vital o la capacidad de escuchar pueden ser tan valiosas como cualquier logro. También es clave reconocer a quienes mejoran la vida de otros, no desde el éxito visible, sino desde un gesto justo, una mirada que contiene. La forma en que alguien enfrenta la vida, su coherencia, su constancia, su compromiso con los vínculos o con sus valores, también merecen reconocimiento. Incluso quienes inspiran y despiertan algo positivo en los demás suelen quedar fuera del radar porque no encajan en los moldes clásicos del éxito.
Si no ampliamos los criterios desde los cuales valoramos y somos valorados, la autoestima se debilita y la vida se vuelve más vacía, aun rodeados de logros. Es tiempo de abrir paso a una cultura que celebre también el ser, el estar y el inspirar.
EL VALOR DEL RECONOCIMIENTO – RECONOCIMIENTO
Es más fácil señalar errores que reconocer logros, pero el buen liderazgo se basa en destacar lo positivo. Reconocer las contribuciones de los colaboradores fortalece su confianza y compromiso. El líder que brinda reconocimiento no solo motiva, sino que también genera un ambiente de respeto y colaboración. Ver lo bueno en los demás es una habilidad clave para construir equipos efectivos y exitosos.